Por más que pensemos que el colegio era como un regimiento, todos lo terminamos extrañando. Cada una de las partes que formaban el colegio lo hacían un lugar irrepetible, pero cuando estamos ahí no nos damos cuenta del valor que tienen. Aquí una selección de 10 puntos que quiero rescatar:
1. La enfermería: La enfermería estaba a cargo de cualquier señora de buena voluntad, menos de enfermeras. No faltaba ahí una sagrada tetera o un hervidor. Tenías dolor de cabeza y te daban una agüita de hierba. Una pierna rota, agüita de hierba. Sobredosis de agüitas de hierba, agüita de hierba. Lo mejor es que funcionaba, incluso hubo gente que así se curó de terribles enfermedades.
Tenían como especialidad los casos de esguinces, si llegabas con un dedo hinchado y moradísimo ¡empezaba la cirugía! te pasaban hielo y te ponían un palo de helado con scotch. Inmediatamente, estabas curado. Nada de Isapres ni Fonasa.
2. Los inigualables actos del colegio: Todo el funcionamiento del colegio se paralizaba con los actos, nos alegrábamos por no tener clases, y en el fondo los profesores también. Era toda una gala. Si ibas en colegio religioso los actos podían ser toda una joya, se hacían discursos que no decían nada, interminables oraciones, el himno de Chile cantado de pie con la mano en el corazón. Incluso podías ver al inspector (homenaje al inspector) bailando cueca con tu profesora jefe. Además, montaban horribles escenarios con letras gigantes de cartulina que decían algo así como "DIOS ES AMOR".
3. El mito del “EJE”: Uno escuchaba algo raro llamado "EJE" y se preguntaba qué era, pero los malditos te decían: “No te podemos contar de qué se trata, es una experiencia que debes vivir”. Podía ser cualquier cosa, podrían abusar de ti, pero te motivaban a vivir aquella "experiencia". Muchos usaban estas artimañas para conocer gente del otro sexo, lo peor es que les resultaba bastante bien al parecer, mientras que uno seguía teniéndole fe al MSN. ¿Alguien de aquí vivió el EJE para que nos cuente?
4. Las anotaciones negativas: Uno les tenía terror, pero más tarde te das cuenta que valen menos que la fuerza política de Tomás Jocelyn-Holt. Cuando vayas a una entrevista de trabajo no le van a pedir el libro de clases a tu profe que te puso "Dibuja pene en la silla de la profesora". Nos salvamos todos.
5. Los profesores y sus sobrenombres: En mi colegio tuve un profesor jefe al que le decíamos “El Búho”, 50 años años aproximadamente, pelado, cara de búho y de pervertido. Tenía el plus de tener otro sobrenombre, “El Tufo”. Su aliento podía usarse perfectamente para fumigaciones industriales. Sospechábamos de que cultivaba su mal aliento para evitar responder dudas de alumnos cuando levantaban su mano.
Otro dato es que “El Búho” le decía “Mi reina” a las mamás en las reuniones de apoderados, juraba que mataba con eso. Sin embargo, se mató él de una infección en la boca años más tarde.
Así deben haber muchos casos más donde toda la creatividad de los estudiantes se veía reflejada. ¿Alguno para compartir?
6. El profe flojo de “Gimnasia” o Educación Física: Su labor era tocar un pito que daba por partida esa maratónica corrida que después uno nunca hace y luego mandarte a camarines. Era infaltable verlo comiendo un Super 8 o algo por el estilo. Se creía un ganador, ya que sabía que estaba ganando plata sin hacer nada.
7. Clases de computación: En el Ministerio de Educación creían que llenando de computadores con Windows 95 los alumnos iban a aprender. Esas clases se traducían a toda una experiencia, principalmente porque tenías que irte con todo el curso a otra sala. El profesor nunca introducía lo que realmente podías hacer con un computador. Si se te quedaba pegado el pc mientras jugabas al Buscaminas, el profe te indicaba a donde cambiarte, así como en el ciber de la esquina.
Además ¿De dónde salieron los profes de computación? ¿Habrán estudiado Pedagogía en Computación?
8. Clases de religión: Uno podía estar aprendiendo álgebra, leyendo libros, o conociendo medidas de protección sexual, pero te ponían a un boy scout a hablarte sobre lo gigante que era Jesús. Solían ser medios locos, una vez le hizo a los 45 alumnos que componían mi curso una cruz de aceite que dibujaba con sus manos en la frente, me dejó la embarrá.
A veces estos profes no sabían qué hacer, así que llevaban una tele a la sala y veían una película tipo “Scary Movie”. Las calificaciones del ramo eran “MB” (muy bien), “B” (bien), y... ¿Alguna vez alguien se sacó menos que una “B”? ¿Alguien se habrá echao religión?
9. Los recreos en colegios sin patio: Si tenías un gran patio en tu establecimiento, el recreo era el paraíso, podías vivir la pichanga que se armaba como si fuera la final de un mundial con Chile. El Inspector tenía que ir a buscar al curso y rogarle que vuelva a clases. Si apenas tenías patio tenías que conformarte con esperar al lado de la puerta de la sala a que suene la campana o el timbre para volver a entrar. En ese caso tenías suerte si un profesor tiraba una talla al conversar contigo y tus amigos.
10. Lista de útiles escolares: Se hacía la media parafernalia por los útiles escolares que se iban a necesitar durante el año, pero uno podía comprar en el bazar más cercano, 8 cuadernos, un par de lapices, y listo. Nos gustaba preocuparnos de todo. Además, en las lista de útiles te pedían una resma, la pedían todos los años y nunca te llegaban a dar tantas hojas como las que entregaste. Era una mafia. La verdad es que todas esas resmas terminaban en las impresoras de las casas de tus profesores.
Bonus Track:
- El compañero gordo: Está comprobado que por cada curso hay un compañero gordo, ahora más debido al sedentarismo que estamos viviendo, lo que está acabando con aquella insigne tradición, ya que no podemos molestar a alguien igual de gordo que uno.
Uno se creía creativo al ponerle sobrenombres en relación a su gordura, pero en millones en cursos tenían los mismos apodos. El compañero gordo era simpático, pero durante 12 años no paraban de molestarlo. Seguramente, quedó con graves daños psicológicos que esconde. A pesar de todo, todos le terminamos guardando cariño a ese noble compañero. Seguramente, porque agradecemos el hecho de que no nos haya matado.
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http://secundarios.com/blogs/homenaje-a-10-cosas-que-no-pescamos-en-el-colegio-l24448/
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