2 de mayo de 2009

Anécdota transformada por mí

En el taller de periodismo y humor de Balmaceda 1215, en el cual tengo como maestro al señor Jorge Montealegre, me pidieron apropiarme de una anécdota de una compañera llamada Camila. Pero su historia era un poco fome, ya que en resumen sólo consistía en que se perdía en su universidad cuando debía entregar unos trabajos y que al final un auxiliar termina orientándola... La grandiosa aventura está por comenzar, si quieres leer una historia al estilo Gac léete esta:

Hace dos años, en mí prestigiosa universidad Adolfo Ibáñez, la cual se ubica cerca de la cordillera, estudiaba periodismo. Y me hice cargo de una misión que me hizo pensar dejar de existir o en que a la larga me convertiría en un ermitaño de las blancas montañas que asustaría a la gente.

¿Cómo seguí siendo una persona normal? ¿Qué ocurrió realmente?

Todo esto y más en esta historia raramente provocativa.

Todo comienza en una fría mañana del 2007, en donde me veo obligada a asistir a mi casa de estudio, ya que en la noche anterior una compañera me pide que le prometa hacerle entrega a un profesor muy estricto un trabajo grupal muy importante, a lo que yo respondí: “No prometo intentarlo, pero prometo intentar intentarlo”. No podía negarme, mi amiga estaba enferma, tenía una extraña gripe que contrajo en su granja de porcinos.

Aquella mañana nevaba como nunca, la entrada de mi blanca universidad se confundía entre tanta nieve. Al ingresar me encontré con Javi, una estudiante turnia de un curso menor, se vestía raro y siempre era bien cariñosa conmigo. Yo le agradaba y ella también a mí. Por lo que juntas emprendimos la gran aventura de entregar el trabajo grupal. Era todo un desafío, porque mi universidad era como un laberinto y yo no la conocía bien, pues sólo había estudiado 5 años allí.

Sin embargo, corrimos el riesgo y nos fuimos en busca de la sala del profesor. Todo me parecía raro, ya que estaba muy desorientada, el aula no estaba por ninguna parte y tampoco había gente para preguntarle al respecto. Nos sentíamos totalmente desoladas, con mi acompañante tratábamos de hablar cualquier cosa para no caer en desesperación. Javi tenía desde hace rato una extraña cara, como de risa y angustia. Pregunté: “Javita, ¿Qué te pasa? ¿Estás así porque no encontramos la sala?” y me dijo: “¡Oh! Mira preguntémosle a esa señora del aseo donde debemos ir”. Sentí cierto alivió, pero la mujer que limpiaba un baño era sorda, no pudimos hacer nada.

Yo me sentía un poco incómoda con Javi, porque ella era turnia entonces no sabía como mirarla cuando le hablaba, me confundía, pero trataba de que pasará piola.
Caminamos y caminamos sin parar, hasta que llegamos a la mismísima cordillera, nos sentíamos ridículas. Luego volvimos a entrar y nos metimos a una solitaria sala a refugiarnos del frío. El lugar era cálido, yo me saqué mi abrigo y Javi también. Tenía miedo, se hacía cada vez más tarde y estábamos caminando sin rumbo. Además con Javi ya no teníamos temas de conversación.

Desde que entramos Javi empezó a sonreír, me dijo que me encontraba bonita y se acercaba lentamente a mí. Yo no entendía, estaba tan cansada que no hice nada, andaba algo adormecida. De pronto me empieza a acariciar mi cara y parte de mi cuerpo; ella empieza a bailar lentamente muy cerca de mí y comienza a sacarse su polera… Hasta que de repente un auxiliar entra, abro los ojos, empujo a Javi, veo al auxiliar con una luz celestial de fondo y atino a preguntarle por el lugar que busco por motivos que ya olvidé. El responde diciendo que está a la entrada de la universidad, en seguida y sorprendido me dice que me parezco a Carolina Tohá.

Luego me di cuenta que Javi, quien se fue a México, se hacía la tonta nomás, ya que conocía el lugar de entrega, pues ella misma tenía clases con el profesor estricto.
Yo no vi la sala porque cuando hablaba con Javi en la entrada de la facultad, recién me estaba acostumbrando a sus ojos turnios, los cuales me tenían loca. Además me hicieron perder toda la jornada y casi mi heterosexualidad. A pesar de todo logré superar con creces mi promesa y a la otra tendré más cuidado con la gente turnia.

3 comentarios:

  1. Ami también me pareció fome, tu versión esta mucho mejor, pero aun le quedaba esa esencia de fome.

    esta buena, mas que una anécdota me pareció toda una odisea, ademas ella descubría un lado homosexual inexplorado hasta el momento, Javi por otro lado no aporto casi nada en el objetivo de Camila.

    si quieres puedes botar este comentario, solo soy un cuadrado ingeniero, de echo aprendí a escribir ayer.

    algun día te ire a visitar a tu jaula animal.

    saludos!

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  2. Si pues, fui y me gustó. Estaré atenti al videillo, entonce. Y bytheway, maestros los avisos y las fotos del costado (parece que ya lo dije xD)

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  3. Te agregué en el grupo de facebook. el de los perros callejeros "yeah". .. me gustó ene tu blog. lo seguiré. Saludos!

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