2 de mayo de 2009

Plaza de Armas de Santiago, un Lugar Extrañamente Incitante

(Trabajo para el ramo de antropología de mi universidad)

El pasado martes 27 de abril era una bonita tarde en la Plaza de Armas de Santiago. Todo parecía ser normal, pero si nos ponemos a observar, todo puede ser un tanto extraño.

A las catorce horas la temperatura era agradable, no había calor ni frío. Hace cinco días se inauguró en pleno centro de Santiago la Feria del Libro, esto en conmemoración del “Día Mundial del libro”. Aquella muestra atraía a todo tipo de personas, pero en general a la clase media, algunos miraban y otros compraban.

Por esos días no sólo se celebraba el día del libro, sino que también el día de la danza. Habían excusas para acordarse de la cultura, de hecho a las dieciséis horas habría un show de baile en el kilómetro cero de Chile. Mientras que los ya tradicionales pintores estaban presentes como siempre y los humoristas hacían su rutina ante un tumulto de gente.

La Plaza de Armas parecía bonita, tranquila y lo mejor, llena de cultura. Un punto negativo es que los olores pasaban a ser hedores, ya que uno podía desde respirar a gusto las fragancias de los arboles, o de maní confitado, hasta simplemente sentir la orina putrefacta de alguna persona. Sin embargo, esto para muchos es normal, a veces nadie se indigna, yo lo encuentro despreciable.
Todo de afuera se veía muy bonito, pero yo no creo todo lo que veo, así que me dediqué a caminar por la plaza. Así fue como vi a un vagabundo borracho con una caja de vino en mano, al cual se le caía su pantalón que tenía como cinturón una cuerda, él orinaba caminando cerca de la calle Estado, todos podían ver sus partes “íntimas” era indignante. Una falta de respeto enorme para las personas, incluso habían niños cerca de él.

Es cosa de buscar u observar, dentro de la Plaza de Armas, algunas situaciones que me confirman que a Chile le falta mucho para ser un país desarrollado. Lo del vagabundo borracho es sólo un ejemplo.

Luego me acerqué a la majestuosa catedral de Santiago y desde la entrada pude ver como la gente sacaba agua bendita, vi desde niños en coches llevados por sus padres, hasta ancianos tratando de ser bendecidos por lo que llamamos “Dios”. Una situación totalmente normal, pero para mí un hecho que tiene bastante que decir. No creo que por arte de magia las vidas de aquellas personas sean bendecidas, sean más felices o tengan más suerte.

Al lado mío, en la entrada de la catedral, había un vagabundo sentado pidiendo dinero, pero al ver un guardia se va. Al rato llega al lugar del vagabundo una mujer morena en silla de ruedas, la pobre tiene una enfermedad mental y la acompaña un joven delgado con lentes oscuros y ropa un tanto grande. En seguida, un guardia de la municipalidad de Santiago la echa de la entrada del templo y el guardia se retira. La discapacitada se enoja, empieza a maldecir, a gritar desesperadamente, incluso tira con rabia el vaso en donde recibía dinero. Todo desde su silla de ruedas, grita con una voz distorsionada por la rabia, su llanto y su enfermedad. El vaso vuela y rueda justo hasta mis pies, el ambiente está tan tenso que sólo atino a devolverle tímidamente el vaso de una patada, ya que no sabía como reaccionaría una mujer con problemas mentales al acercarme mucho. La enferma mental comienza a llorar desconsoladamente, algunas mujeres que venden flores alrededor de la catedral tratan de apaciguarla y la gente que transita con rapidez la mira como diciendo “pobrecita”.

Luego me fui, el ver esta indignante situación hizo que se me quitaran las ganas de seguir en la Plaza de Armas. Sin duda es un lugar de contrastes.Así fue como toda la cultura, la naturaleza y el encanto que le tengo a mi ciudad (sea como sea), en ocasiones se desvanece por situaciones como la del vagabundo que orinaba caminando o como la de la infortunada mujer enferma. Aquella Plaza puede reflejar mucho de nuestra sociedad, espero que juntos podamos abrir los ojos y que ayudemos a construir un país superior, es urgente. O quizás sólo necesitemos agua bendita, mejor iré a buscar...

*Imagen de la Plaza de Armas de Santiago de Chile en 1850, por Ernesto Charton de Treville.

1 comentario:

  1. Hola Gac. Tendré que escribir sobre lo mismo en un par de días (?) dicen por ahí...
    Tu blog es estimulante, lleno de cosas. Desde los avisos a la música de Michael. Bacano, hiperactivo.

    ResponderEliminar